Elisa Larrain Real Estate

Menorca, un paraíso para reconectar

Menorca, un paraíso para reconectar

Menorca, un paraíso para reconectar

Este verano tuve el placer de disfrutar, en buena compañía, de la amplia paleta de colores que dibuja el sol entre las calas de Menorca. Denominada Minorica (latín) por los romanos, pues es más pequeña que su hermana Mayorca, esta joya turquesa, fue declarada por la Unesco como Reserva de Biosfera en 1993, por su increíble riqueza natural y biodiversidad, y es la Reserva Marina de Biosfera más grande del Mediterráneo.

Menorca es una de las integrantes del archipiélago balear, conocido como el Caribe Mediterráneo, una isla llena de calas azules, arenas blancas, playas cristalinas, acantilados de infarto donde el mar rompe con fuerza, faros antiguos, fortalezas de piedras y yacimientos arqueológicos de culturas ancestrales. 

Caminando por sus senderos, me llené los pulmones de aire limpio y me recargué de energía positiva. Un paseo estupendo es caminar por el Camí des Cavalls que recorre toda la isla por la costa y te permite descubrir las múltiples calas y playas que la bordean.  

El sabor de su gastronomía, cada vez más reconocida, es particular, pues está realizada con ingredientes que provee la propia Menorca. Una cocina auténtica que no deja de ser innovadora y elegante por mantener sus tradiciones, liderizada por las reconocidas calderetas de langosta, que son fruto de sus propias costas, o las carnes jugosas del ganado que pasta en sus prados, sin dejar de lado el resto de platos que me hicieron delirar con una mezcla de sabores que explotaron en mi boca. 

Habitada desde hace más de 4 mil años, la isla ha alojado a diversos pueblos que han legado una rica historia, tradiciones, cultura y gastronomía; destacando la civilización talayótica, que ha dejado evidencia de su paso en sus construcciones megalíticas esparcidas a lo largo y ancho de Menorca. 

Pero lo mejor de esta isla es perderse entre sus diferentes gamas de azules y disfrutar de la esencia tranquila de sus parajes naturales, o el estilo rural playero de sus pueblos blancos, esencia que se ha mantenido a pesar de ser habitada por más de 100 mil personas y doblar el número de sus habitantes durante la época estival, pues la isla es uno de los destinos turísticos más deseados. Es la menos masificada de las hermanas mayores baleares, pues existe un pacto para preservar su carácter particular y salvaguardar las tradiciones, así como su espectacular territorio. “Solo tomar lo necesario para vivir, y profesar amor a todo aquello que la tierra provee”

13.807 pasos nos llevó disfrutar un día de Cala en Cala, pues moverse al ritmo de Menorca implica caminar despacio por sus senderos, ese día nos premiamos con un baño en las transparentes aguas de la Cala Trebalúger, y admirar el horizonte desde el mirador de la Cala Mitjana en donde nos enamoramos de los colores que pinta el sol mediterráneo en su cielo impoluto. 

La naturaleza de Menorca es su mayor atractivo, pues ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, para todos los gustos. Sus ciclovías son diseñadas para recorrer la isla en dos ruedas; Sus aguas calmas son perfectas para realizar stand-up-paddle; las cuevas, arrecifes, y su rica reserva marina la hacen un lugar ideal para los amantes de los deportes acuáticos. 

A caballo, a pie, en barco, bicicleta o sobre una tabla de paddle o windsurf, Menorca siempre será un buen plan para reconectar y volver cargados de la energía salada del mar.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Menorca

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Con más de dos décadas en el mundo inmobiliario, soy una apasionada de las innovaciones en arquitectura que aportan sostenibilidad. Quiero contribuir a crear una nueva forma de pensamiento, que aumente la empatía por proyectos inmobiliarios, que sean más amables con el medio ambiente, y tengan por objetivo la mejoría de la calidad de vida de sus futuros habitantes. 

Elisa

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