«Los edificios deben tener doble cubierta, como las personalidades tienen sombrero y sombrilla.» Antoni Gaudí
Vivir en Barcelona me permite la oportunidad de conocer de cerca la obra de Antonio Gaudí, por ello me he dedicado a visitar todas sus construcciones con las cuales me he maravillado, no solo por su creatividad sin límites, sino por todos los aportes que a la arquitectura moderna realizó.
En esta oportunidad quiero hablarles de mi visita a la Casa Milà, conocida popularmente como «La Pedrera». Anclado en el paseo de Gracia de Barcelona, este edificio modernista fue construido en la primera década del siglo XX por encargo del matrimonio Milà-Segimon a Gaudí. Este inmueble pertenece a su etapa naturalista, en la cual perfecciona su estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza y donde puso en práctica nuevas soluciones estructurales. Este edificio es fascinante, todos sus detalles son obras de arte únicas creadas por el genio de Gaudí. Desde los pomos de las puertas, cerámicas o rejas, hasta las increíbles chimeneas que coronan el edificio. Hay tanto que decir, que por eso hoy me voy a detener en la azotea del edificio.
Me encontré en la cubierta de La Pedrera entre cajas de escalera, torres de ventilación y chimeneas. Esta azotea, situada sobre el desván, funciona además como cerramiento del edificio, en ella hay orden y calidad estética, pero cada elemento construido tiene una función.
Hay un total de 30 chimeneas, dos torres de ventilación y seis salidas de escalera, diseñadas con diferentes soluciones estilísticas.
Las dos torres de ventilación ayudan a renovar el aire en el desván, mientras que las cajas de escalera comunican el desván con la azotea. Las escaleras se desplazan desde una planta a la otra con formas curvas, que suavizan los volúmenes, todas derivadas de la geometría reglada, que, debido a su concavidad, convexidad y forma cónica, alivian la edificación. De las seis cajas de escalera solo cuatro están cubiertas por trencadís de piedra, mármol o cerámica, reciclado y monocromo. Las otras dos están estucadas con mortero de cal y yeso.
Las chimeneas o salidas de humo, fueron diseñadas por Gaudí pensando en el desplazamiento aerodinámico de los humos, de allí su forma en espiral en su trazado interior y exterior. Cada chimenea tiene una estética diferente e innovadora, que en conjunto crean bosque único y moderno.
Hay un grupo de estas salidas de humo que está recubierto con vidrios verdes provenientes de culos y cuellos de botellas antiguas, en una original versión del trencadís o mosaico típico Catalán, dejando que el vidrio actue como protector impermeabilizante al tiempo que aportaba una nota estética de color.
Estas torres se han convertido en un símbolo del estilo gaudiano, y han sido reproducidas, imitadas, o fueron fuentes de inspiración, para muchas obras posteriores en un sin fin de disciplinas, pero lo que siempre serán es parte del paisaje y del horizonte que define a la ciudad de Barcelona.
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