Un domingo de verano, en la calle López de Hoyo de Madrid, me dejé seducir por el amarillo de una puerta que al traspasarla te lleva a un mundo de aromas y sabores. Un mundo donde Nacho y María Alexandra, dos venezolanos amantes del chocolate, han instalado su laboratorio llamado Cacao en Broma.
De la semilla a la barra, su lema, encierra el significado de este emprendimiento en pleno corazón de la capital española. En este obrador, basados en las necesidades, gustos y requerimientos de los clientes, se crea un producto de altísima calidad, utilizando la mejor materia prima, proveniente principalmente de haciendas cacaoteras de Venezuela, pero también de otros confines como Colombia, Sierra Leona, San Salvador, Ecuador o Guatemala.
Esta iniciativa, que comenzó con experimentos en la cocina de la casa de sus dueños, se ha transformado en una opción que ofrece sabor, variedad y genialidad, cristalizado en tabletas, barras, chocolates macerados, aromatizados, con avellanas caramelizadas, especies, con sabores intensos. Cacao en Broma, se toma muy en serio su rol de ofrecer chocolates línea blanca, para que sea el mismo cliente quién escoja el tipo de producto que quiere; ellos elaboran la receta y producen un producto final que enamora al paladar más exigente.
Visitar a este laboratorio, fue todo un paseo por los sentidos y las sensaciones que produce el disfrutar de un exquisito chocolate, y una confirmación de que con constancia, trabajo y mística los sueños se hacen realidad.