Elisa Larrain Real Estate

Diébédo Francis Kéré, Premio Pritzker de arquitectura 2022

Diébédo Francis Kéré, Premio Pritzker de arquitectura 2022

Diébédo Francis Kéré, Premio Pritzker de arquitectura 2022

Arquitectura para crear emoción 

Diébédo Francis Kéré, foto cortesia de PMA

Siempre me han inspirado las historias de personas que, a pesar de sus limitaciones, logran increíbles hazañas enfocadas en hacer realidad sus sueños de la infancia. Este es el caso de Diébédo Francis Kéré, arquitecto, educador y activista social, quien acaba de ser reconocido por su trayectoria, con el Premio Pritzker de arquitectura 2022, siendo además el primer africano en obtener tan prestigioso reconocimiento.

Kéré, ha desarrollado su obra arquitectónica para solucionar los problemas que de pequeño lo agobiaron en su África natal. Este hombre extraordinario, era el hijo mayor del jefe de su aldea, Gando, Burkina Faso. A los siete años fue enviado lejos, a Tenkodogo, a vivir con su tío para que pudiera estudiar, pues en su villa no había escuelas, y su padre quería que él aprendiera a leer y así traducir sus cartas. El hoy reconocido arquitecto, recuerda que, además de estar alejado de su familia, tenía que asistir a una escuela cuyos salones de clase eran espacios pequeños, construidos con bloques de cemento, poco iluminados, sin ventilación y repletos de niños, aquello se convertía en un horno, en el cual debían permanecer encarcelados durante horas interminables. Eso hizo prometerse al pequeño Francis, que algún día crearía escuelas cercanas a las aldeas y compuestas de espacios propicios para el aprendizaje. 

Burkina Faso, posee una de las poblaciones menos educadas del mundo, su nivel de pobreza está estrictamente vinculado a la carencia de fuentes de agua potable, electricidad e infraestructura. Luego de terminar su educación, el joven Francis Kéré se hizo carpintero y se trasladó Alemania gracias a una beca de la Sociedad Carl Duisberg. Una vez terminada la pasantía, se enroló en la arquitectura en la Universidad Técnica de Berlín.

“Crecí en una villa donde no había jardín de infantes, pero donde la comunidad era tu familia. Todo el mundo te cuidaba y todo el pueblo era tu patio de recreo. Mis días estaban llenos de asegurar comida y agua, pero también simplemente estar juntos, hablar juntos, construir casas juntos. Recuerdo el cuarto donde mi abuela se sentaba y contaba historias con un poco de luz, mientras nos acurrucábamos uno al lado del otro y su voz dentro del cuarto nos envolvía, convocándonos a acercarnos y formar un lugar seguro. Este fue mi primer sentido de la arquitectura”. Cuenta Francis Kéré.

Desde siempre su meta fue devolver a su aldea, todo lo que él había recibido a cambio del sacrificio de muchos, por ello se especializó en conseguir soluciones para mejorar la calidad de vida de los habitantes de Gando. Basado en su objetivo, creó en 1998 la Schulbausteine ​​für Gando e.V., hoy Fundación Kéré, para obtener el financiamiento que le permitiera crear la infraestructura adecuada para su villa. Fue así como su proyecto de fin de carrera, fue la Escuela Primaria de Gando (2001, Gando, Burkina Faso), en el cual se ha basado su obra, pues allí mezcló todo su conocimiento para alcanzar soluciones que satisficieran las necesidades de la comunidad. 

El reto era lograr un diseño arquitectónico, que fuera una amalgama de belleza y practicidad. Con recursos limitados, debía erigir un edificio con materiales que combatieran el calor extremo y la falta de iluminación, que además ofreciera una firmeza social que permitiera mantener junta y comprometida a la comunidad. 

Primer paso: conseguir los recursos monetarios, los cuales Kéré recaudó a nivel internacional; segundo paso, construir un manantial, para satisfacer a toda la comunidad y ofrecer el tiempo a los niños de poder ir a la escuela. Entretanto, se educaba a la propia población local, para que fungiera como la mano de obra que hiciera realidad el proyecto, ofreciendo una formación que les permitiera tener una fuente de ingreso.

Se produjeron ladrillos con masa térmica bioclimática, utilizando arcilla indígena y cemento, que retienen el aire fresco en el interior y dejan salir el calor, que se escapa por un techo alto de ladrillos, y un tejado saliente, ancho y elevado, que deja circular el aire sin necesidad de ventilación mecánica. 

Este proyecto ha sido tan exitoso que la matrícula de alumnos paso de 120 a 700, y fomentó otras construcciones similares, como las viviendas para profesores (2004, Gando, Burkina Faso), una extensión de la escuela (2008, Gando, Burkina Faso) y una biblioteca (2019, Gando, Burkina Faso).

“La buena arquitectura en Burkina Faso es un salón de clases donde puedes sentarte, tener luz filtrada, entrar de la manera que quieras usarla, a través de una pizarra o en un escritorio. ¿Cómo podemos quitar el calor que proviene del sol, pero utilizar la luz para nuestro beneficio? La creación de condiciones climáticas para brindar comodidad básica permite una verdadera enseñanza, aprendizaje y emoción”. Enfatiza Kéré.

Esa escuela primaria fue el comienzo de una exitosa carrera, basada en el empoderamiento y transformación de las comunidades a través de la arquitectura. Su labor no solo tiene el compromiso de construir, sino de compartir el conocimiento que aportará beneficios sustentables, apoyándose en el uso inteligente de los materiales, adaptándose al clima natural, y ofreciendo justicia social en aquellos lugares donde los recursos son muy limitados. 

A decir de Tom Pritzker, presidente de la Fundación Hyatt y otorgante del premio Pritzker, Francis Kéré «es un pionero de la arquitectura —sostenible para la tierra y sus habitantes— en territorios de extrema escasez. Es al mismo tiempo arquitecto y servidor, mejorando la vida y las experiencias de innumerables ciudadanos en una región del mundo, a veces olvidada. Debido a sus construcciones que demuestran belleza, modestia, audacia e invención, y por la integridad y postura de su arquitectura, Kéré ratifica con gracia la misión de este premio».

El estudio de Arquitectura Kéré, con sede en Berlin, ha construido muchos de sus proyectos en el continente africano, pero también ha creado instalaciones y pabellones en Dinamarca, Alemania, Italia, Suiza, el Reino Unido y los Estados Unidos. Algunas de sus obras significativas son Xylem, localizada en el Tippet Rise Art Centre (2019, Montana, Estados Unidos), la residencia médica Léo (2019, Léo, Burkina Faso), la Escuela Secundaria Lycée Schorge (2016, Koudougou, Burkina Faso), el Parque Nacional de Mali (2010, Bamako, Mali) y la Villa de la Ópera (Fase I, 2010, Laongo, Burkina Faso).

La Mención del Jurado de 2022 afirma que Kéré «sabe, desde dentro, que la arquitectura no tiene que ver con el objeto, sino con el objetivo; no con el producto, sino con el proceso». Toda su obra nos muestra el poder de la materialidad enraizada en el lugar. Sus edificios, hechos para las comunidades y en conjunto con ellas, pertenecen directamente a dichas comunidades —en su fabricación, sus materiales, sus programas y sus características únicas».

Fuente y fotos: https://www.pritzkerprize.com/laureates/diebedo-francis-kere

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Con más de dos décadas en el mundo inmobiliario, soy una apasionada de las innovaciones en arquitectura que aportan sostenibilidad. Quiero contribuir a crear una nueva forma de pensamiento, que aumente la empatía por proyectos inmobiliarios, que sean más amables con el medio ambiente, y tengan por objetivo la mejoría de la calidad de vida de sus futuros habitantes. 

Elisa

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