Fotografías: Ivo Tavares Studio.
Cómo si de un cangrejo ermitaño se tratara, el arquitecto Tiago Sousa, aprovechó la carcasa que quedaba de los restos de una casa de piedras, e incrustó una vivienda moderna de ladrillo y obra limpia. Esta, ahora rehabilitada estructura, está ubicada en la localidad de Romarigães, Paredes de Coura, Portugal.
El llamado proyecto Box, resguarda los límites de esta tosca estructura existente, de configuración singular y forma rígida. El arquitecto portugués adecuó una estructura moderna, dentro del espacio interior de lo que eran las ruinas de un viejo edificio de dos plantas.
Solo las terrazas, aberturas y balcones, traspasan los muros de piedra originales. Por lo cual, es fácil divisar el nuevo volumen de ladrillo, que comienza donde la piedra termina, creando un contraste visual y de tiempo, que busca, según las propias palabras del arquitecto: “provocar sentimientos contradictorios en el observador”. Sentimientos que se realzan, sobre todo, al apreciar como la nueva estructura rojiza sobresale del cascarón de piedra amarillenta, para elevarse por encima de la línea del techo original. «Explora el equilibrio y la tensión entre la forma existente y la propuesta», comenta Sousa.
Lo que si se mantuvo de las viejas ruinas, fue la distribución existente. Los espacios sociales: cocina, sala y comedor, continuaron en la planta baja, área en donde una escalera de hormigón y madera en forma de caracol, destaca como columna vertebral y elemento ornamental principal de la amplia estancia, pues su diseño fluido y curvilíneo contrasta con las constantes líneas rectas de la casa. Estas escaleras conducen a la plata alta, donde se encuentran dos habitaciones simétricas, que respetan las líneas originales y que se encuentran a cada lado de la sala de baño central
Aprovechando la carcasa de piedra como muro frontal, en cada dormitorio, se ha incluido una pequeña terraza, rematando los bordes de la vivienda original con un contorno de metal, que contrasta armónicamente con los colores y texturas de los materiales naturales. Estos espacios fungen como guardianes del balcón central, incluido en la estructura original, que se ha conservado como elemento decorativo exterior, pero que en el interior funge solo como ventana que ofrece luz natural a la planta alta, aunque es inaccesible como terraza.
Este proyecto de reforma plantea una visión de lo antiguo, y su interpretación de lo actual, pues, como el propio arquitecto comenta, cualquier proyecto de rehabilitación, «siempre es un juego entre pasado y presente, entre la memoria de experiencias pasadas y los impulsos de la vida contemporánea». De esta forma esta vivienda unifamiliar destaca con clase, al tiempo que se adecua elegantemente a su entorno.
