Hay amistades que aportan mucho, y para mí una de ellas es Kiki Pertiñez, pues con ella, entre otras cosas, he tenido la oportunidad de saborear el movido mundo cultural de Madrid.
Gracias a Kiki, he tenido la oportunidad de conocer a varios artistas en su elemento, escuchando de sus propias voces su proceso creativo, permitiéndome sentir su arte desde lo más profundo.
En uno de esos encuentros tuve el placer de conocer en su taller a Freddy Salvador, artista plástico venezolano residenciado en España, de cuyo trabajo me he enamorado desde la primera visión. Este gran emprendedor, con quién he entablado una hermosa amistad, está presentando la exposición individual “LOS OTROS CAMINOS DEL CINETISMO”, que se expone hasta el 13 de junio en la sala José Saramago de Leganés.
Pasear entre las obras “imperfectamente perfectas”, que se alejan de la rigidez, y que fueron creadas con la intención de plasmar la armonía y la belleza del movimiento, es un deleite para los sentidos. Esta exposición es el fruto de muchos meses de trabajo intenso, desarrollando la técnica de pintura acrílica sobre acetato y otros materiales, en la cual Freddy ha trabajado en los últimos años. Con estas piezas, según sus propias palabras, Freddy intenta expresarse, vaciarse, arrojar luces sobres sus sombras, utilizando a la transparencia como reflejo de su humanidad.
El proceso creativo de Freddy, difiere según cada obra a la que se enfrenta. El respeto que siente por el material que emplea, lo hace dejar que este se exprese, que le hable, logrando crear ese juego entre lo caótico y lo armónico, lo lúdico del color y lo rígido de las líneas rectas, ofreciendo una experiencia personal para cada espectador.
Entre la pureza de las líneas y la geometría, en esta puesta en escena, nos encontramos con un elemento que no está asociado al cinetismo, como lo es la mancha, recurso pictórico muy presente es esta muestra, y que representa la libertad, la expresión pura, después del “vaciado emocional” que el conjunto de este trabajo ha dejado en su autor.
Si bien su trabajo comenzó en la geometría pura, este diseñador gráfico de profesión y artista autodidacta, en la actualidad integra elementos orgánicos que reflejan su expresividad y emocionalidad, trascendiendo los caminos habituales de este género.
A sus 48 años, Freddy Salvador, imprime un nuevo carácter a la generación geométrica a la cual pertenece, rompiendo reglas que permiten establecer nuevos parámetros.
Maravillosa, es la palabra que me viene a la mente al recordar mi experiencia frente a las obras en movimiento de esta exposición, que te lleva a transitar por los nuevos caminos del cinetismo, por lo cual me llevé a casa una muestra de ese talento para admirarlo cada día.
Los invito a disfrutar de esta aventura del movimiento, la transparencia, el color y la línea junto al trabajo de Freddy Salvador.
FUENTE: https://freddysalvador.com/
