“La energía más limpia y más barata es la que no se consume”, lo dice Iñaki Alonso, Arquitecto especializado en la construcción de viviendas sostenibles, por eso, cuando de elegir una vivienda se trata, cada aspecto cuenta. La orientación de la edificación en lo que se refiere a los puntos cardinales puede ofrecer ventajas o desventajas, dependiendo de la ubicación geográfica. 

Al escoger la mejor relación: orientación – tipo de clima, podremos aprovecharnos al máximo de la luz y el calor del sol, así como otros factores importantes que repercutirán de manera positiva en la factura y la calidad de vida que tendremos en la nueva vivienda. 

Por eso ahora te voy a contar cuáles son las ventajas de cada orientación, de esa forma podrás tomar la decisión más informada y encontrar la ubicación que mejor se adapte a tu situación.

Aprovecha al máximo la energía solar

Cada mañana el sol sale por el este (levante), y se pone en las tardes por el oeste (poniente), si tomamos en cuenta hacia donde está orientada la vivienda que pensamos comprar, podemos saber en cuáles horas será más cálida, menos iluminada o más fría. 

Orientación este: Saludando al sol  

Las viviendas orientadas hacia levante reciben el saludo del sol al amanecer, y se benefician de su energía durante toda la mañana, acumulando el calor que se irá lentamente desprendiendo hasta la tarde noche. Es una buena opción para ciudades cálidas, pues el sol calentará durante las horas más frías. Estas casas pueden tener un ahorro en los meses de calor al limitar el uso del aire acondicionado, pero podría requerirse de más calefacción, en los meses más fríos. 

La orientación este es una buena idea, si las estancias: como el dormitorio, la cocina o el estudio, son las que más se utilizan en las primeras horas del día. 

Orientación oeste: Mirando hacia el poniente

Una vivienda orientada hacia el oeste recibe la energía solar desde el mediodía hasta el anochecer, ofreciendo luz y calor durante toda la tarde. Por ello es una buena opción para ciudades frías. Excelente elección, si queremos disfrutar por las tardes de estancias como terrazas, jardines o despachos, pero hay que estar conscientes del calor que se acumulará en ciudades más calientes.

Orientación norte: Para alejar el calor  

Una vivienda con orientación norte recibe muy poco de la energía solar, sobre todo en invierno, que suele concentrarse en las mañanas, en verano el astro rey la recibe a última hora de la tarde. Por eso la orientación norte es ideal si la vivienda está en una ciudad muy calurosa y con inviernos templados, pues se limita el uso de aire acondicionado. Pero atención, si el invierno es frío, el gasto energético por calefacción puede elevarse.

Orientación sur: La luz natural, la mejor decisión 

Una vivienda con orientación hacia el sur gozará de la luz natural durante todo el día en la mayor parte del año, aunque en verano concentrará su energía hacia el mediodía, cuando hace más calor, por ello puedes tomarla en cuenta si la vivienda está en una ciudad fría. Esta orientación nos puede ayudar a ahorrar en costos de calefacción, pues puedes obtener luz natural durante muchas horas, pero es para pensar el gasto adicional en aire acondicionado que podría ocasionarnos en la época estival. 

Tomar la decisión correcta

En términos de orientación, no existe ninguna perfecta, todas aportan ventajas o desventajas, pues se debe tomar en cuenta muchos factores que influyen en la escogencia, cada caso debe evaluarse de forma individual. Es importante estudiar el clima de la ciudad donde está ubicada la vivienda, o el uso que se le va a dar a ella, por ejemplo, si es una vivienda principal o solo de temporada, y las necesidades y comportamientos particulares de sus futuros habitantes. 

Lo importante es que escoger la orientación que se adecue más a tu estilo de vida, pero recuerda que si quieres una vivienda que además sea realmente pasiva en términos energéticos, debes buscar también que la edificación cumpla con los criterios Passivhaus, creados por el reconocido instituto alemán. Es decir, invierte en una construcción que requiera de muy poca energía mecánica para funcionar, y que además esté adaptada para que el resto de las necesidades energéticas para enfriar, iluminar o calentarla las puedas obtener con facilidad de fuentes naturales o energías renovables.